Categoría: Mejores
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Última página
Va leyendo el libro hasta que, al llegar a la página 345, recuerda y se da cuenta que ésa es su propia historia. Sí. Justo antes de tener amnesia. Avanza presuroso la lectura hasta pasar la parte del accidente. Sí. Todo eso fue lo que sucedió hasta llegar exactamente al día de hoy. Pero entonces se…
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Realidad real
El fotógrafo se pregunta cómo se ve realmente la realidad. Toma varias fotos, prueba acercamientos, mueve los controles de brillo y de luz, hace algunos otros ajustes, busca el ángulo perfecto, coloca un tripie para lograr una toma estable… No está convencido, así que agrega filtros y efectos especiales. Finalmente se da cuenta de cuál…
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Fuera del papel
¡Vivieron felices para siempre! ¡Espera, espera! Interrumpe el personaje. ¿Cuál es el problema? Pregunta el escritor. Puso «Vivieron felices para siempre», pero no dice cómo. Bueno, esa parte es libre. Al gusto de cada quien. Vamos… ¡Improvisa! Pero… ¡yo sólo sé seguir lo que está escrito! No. No es así. Te saliste de lo que…
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Dilsexia
No se da cuenta pero intenta resolver y termina por revolver las cosas. Por ejemplo primero tiene sexo y luego se enamora.
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Círculo vicioso
Era un círculo vicioso… muy muy vicioso… Tan vicioso que lo que deseaba era recitar el valor de Pi con todos sus infinitos decimales, no una, ni dos veces, sino volver a decirlos una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez… para vivir felices para siempre.
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Cebos
Caperucita se disfraza de promesa de sangre. El lobo se disfraza de promesa de noche. ¿Quién cazará a quien?
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Sirenas de noche
Las sirenas al llegar la noche se van quitando la peluca, las almohadillas para aumentar el busto, el traje ajustado con cola de pescado que oculta sus piernas. A continuación se despintan y limpian el maquillaje que cubre su cara. Finalmente apagan el aparato reproductor de música y se duermen completamente mudas; sin rastro alguno de lo que no son.
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El único
El único que sí podía ver el nuevo traje del emperador era el espejo.
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Alicia no se decide
Alicia no se decide. No sabe si salir del espejo o simplemente despertar.
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Los Bellos Durmientes
El caballero vence al dragón, sube la alta torre y besa a la Bella Durmiente. Ella abre un poco los ojos, refunfuña, hace un mohin diciendo «¡Un ratito más!» y se vuelve a dormir. El joven, cansado, la ve, sonríe y se acuesta junto a ella. Soñaron felices para siempre.