El caballero vence al dragón, sube la alta torre y besa a la Bella Durmiente. Ella abre un poco los ojos, refunfuña, hace un mohin diciendo «¡Un ratito más!» y se vuelve a dormir.
El joven, cansado, la ve, sonríe y se acuesta junto a ella.
Soñaron felices para siempre.
Los Bellos Durmientes
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