Los personajes están cansados de vivir felices para siempre. Están hartos de ser inmortales y de tener siempre esas sonrisas permanentes sin importar los problemas, calamidades y desgracias que les pasen.
El escritor cambia entonces su historia y los personajes se entristecen, lloran y gritan sacando todas las penas y dolor que tenían atorados en el alma.
Luego, finalmente pueden sonreír con su propia sonrisa y ser felices… algunas veces.
Hartos de vivir felices para siempre
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