Había una vez diferente, no como las otras, en que el príncipe llega a enfrentar al dragón pero se encuentra a la princesa peleando contra el enorme animal.
Queda asombrado de ver a la aparentemente débil mujer vencer valerosamente al dragón y entonces voltear sonriente a verlo. Él sólo atina a quedarse con la boca abierta perplejo.
La joven le explica que despertó pensando que no quería seguir siendo quien esperara pacientemente a que la liberaran; que ella misma podía luchar y lograr su libertad. Podía salirse del papel tradicional en que todos, incluyendo ella misma, la habían aprisionado. Comenzando a cuestionar su fuerza, capacidades y estilo de vida, y que podía elegir lo que siempre había querido ser.
Él la ve con admiración y sólo murmura:
– ¡Sí tan sólo ella fuera hombre, seríamos felices para siempre!
Había una vez diferente, no como las otras
por
Etiquetas:
Deja una respuesta