Categoría: Ajedrez
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Sacrificar todo
Aquel rey de ajedrez, para ganar estaba dispuesto a sacrificar todo. Se sacrificó y… ¡perdió!
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«Sólo se vive una vez»
«Sólo se vive una vez», dijeron. El rey de ajedrez solamente sonrió.
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La supuesta seguridad del enroque
El rey se sentía seguro en su enroque. Protegido tras la fortificación de sus peones que, aunque pequeños, eran aguerridos; también por el caballo siempre dispuesto a saltar encima de cualquier enemigo, y además, por supuesto, por la confiable y fornida torre que le servía de guardaespaldas; bueno, de guarda…brazo porque la tenía a un…
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Reino muy extraño
Aquel rey pensaba que su reino era muy extraño. Estaba lleno de gemelos: dos torres, dos caballos, dos alfiles.. ¡y hasta un grupo de pequeños octillizos! Era extraño pensar que él, el mismísimo rey, podría tener un hermano gemelo perdido por ahí que luego podría aparecer reclamando el trono.
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Problema en el tablero de ajedrez
El ejército enemigo estaba totalmente diezmado. Habíamos capturado todas las piezas contrarias, excepto el rey. El problema era que nosotros teníamos todas nuestras piezas, excepto el rey.
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Final del tablero
A veces me pregunto qué encontraré al final del tablero.
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¡Ya no eres la misma!
¡Ya no eres la misma! Le reprocha el rey a la reina. La dama llora y se entristece. Parece que el rey ya se dio cuenta de que no es la reina original, sino tan sólo un peón coronado.
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Ajedrez viviente
Las piezas miran fascinadas a las personas disfrazadas de piezas de ajedrez sobre un tablero gigante. Les parece curioso porque siempre han tratado de imitar a las personas y ahora son ellas las que copian sus movimientos. Aunque envidian la elegancia y educación tan alejadas del comportamiento en las batallas fuera del tablero.
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Rey perdido
El rey y la reina discuten. La reina tiene idea de por donde ir, pero el rey no quiere pedir indicaciones. Así que cuando finalmente el rey cae en una emboscada, nunca acepta que ya estaba perdido desde antes.