Siguen el rastro de sangre hasta encontrar el cadáver.
– ¡Sangre azul! Dicen asombrados.
– No es sangre. Aclara el especialista. Es tinta.
El investigador, el analista del laboratorio ¡y hasta la víctima muerta! voltean a ver con sospecha al escritor de esta historia de misterio.
Deja una respuesta