Media sirena… Media naranja

Ella temía que él no la aceptara. Entonces le confesó: «Soy una sirena. Soy mitad pez». Y esperó su reacción. 
Él le contestó con entusiasmo: «¡Yo también!». 
Después de medio año de matrimonio se dieron cuenta de que no eran las mitades que cada uno esperaba.





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