El coro finaliza su canto y el público embelesado, aplaude con frenesí.
Todos, tanto los cantores, como la concurrencia, intentan no mirar al fondo del escenario en donde ese ser monstruoso se oculta para pasar desapercibido.
Gregorio Samsa será un horrible y desagradable insecto, pero canta divinamente los solos.
Cantos Gregorianos
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