Se acerca a la orilla y se asoma, mira hacia abajo y suspira.
Hace remembranza de su vida llena de riesgos.
Desde pequeño, cayendo de la cuna.
Luego en andadera despeñándose por las escaleras.
Al mismo tiempo que su cuerpo fueron creciendo los retos.
Cada vez desde mayor altura.
Aventándose desde puentes y acantilados.
Y los golpes, las heridas y las facturas.
Hasta ya no sentir dolor y solamente disfrutar el placer de la caída.
Mira hacia abajo, suspira y se avienta.
Será la primera vez en silla de ruedas. No importa que sea la última.
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