– Tu peor error fue haberme dejado vivo.
Ella palidece.
Presiente que finalmente ha llegado su propio final.
– ¡Así es! Le digo.
Tú te negaste a darme el beso de la muerte.
Y yo en venganza, te doy el beso de la vida.
Ella grita aterrada al sentir que la vida va llegando.
A ella, ¡La mismísima Muerte!
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