Dijo el conjuro que estaba escrito en aquel viejo texto.
El hombre no sabía el lenguaje antiguo, así que no tenía idea de qué era lo que decía, ni cuáles las palabras, ni la pronunciación.
El temible, oscuro, gigante, extraño y horroroso ser que contestó el llamado tampoco conocía las palabras.
Pero no importa.
Los errores de ortografía ya no son graves en ningún mundo oscuro ahora que el saludo universal es OLA KE ASE.
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