El cuerpo

No derramé ninguna lágrima. 
Algunos de los que rodeaban el cuerpo no pudieron contener el llanto y la tristeza. 
Yo sólo sonreía. 
Tampoco dije ninguna palabra de despedida. Aunque eso sí, me detuve un momento para echarle tierra. «Le ofrecieron más dinero», «Dicen que se va porque es amante de su nuevo jefe», «La contrataron por su físico, por eso le dicen El cuerpo» comenté malévolamente y salí de la fiesta.


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