La reina recordaba suspirando los tiempos en que el rey era príncipe (extrañamente azul), y ella era su amada princesa a la que él le cumplía todos sus deseos.
Pero ahora es el rey y casi no quiere moverse, ni salir. Y hasta resulta que ahora él es el más importante, y para colmo, ella tiene que defenderlo. ¡Ya no más! Dice. ¡Que se las arregle él solo sin mí, aunque pierda todas las partidas!
Aquellos viejos tiempos. Microcuento de ajedrez
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