Arte imperecedero

El hombre se sienta junto a la acaudalada dama y le pregunta sí conoce la anécdota de Pablo Picasso, quien estando un día en la playa, fue reconocido por una pareja los cuales enviaron a su pequeño hijo con una hoja de papel para pedirle al famoso pintor que por favor le dibujara algo. Picasso, travieso, salió del predicamento tirando la hoja de papel y haciendo un dibujo directamente en el cuerpo del niño.
A la dama le gusta la historia. Aprovechando el interés el hombre pregunta con voz melosa «¿No le interesaría invertir en arte?» mientras se levanta lentamente la camisa.


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