¡Ven, acércate!

El rey vió a la dama contraria aproximarse seductoramente.
¡Ven, acércate! Le decía melosamente.
Afortunadamente la torre le dió un codazo

y lo despertó de su embrujo,

evitando con ello que su monarca

cayera en la tentación de la reina enemiga.

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