Al grito de «¡Libertad!» las piezas salieron de los límites del tablero.
Una vez fuera y ya pasada la euforía de la liberación, se sintieron inquietas y fueron regresando una a una a la seguridad y comodidad conocida de las casillas del tablero.
Una vez fuera y ya pasada la euforía de la liberación, se sintieron inquietas y fueron regresando una a una a la seguridad y comodidad conocida de las casillas del tablero.
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