Aquel peón acababa de coronar, pero no quería cambiar a ser ahora otra pieza.
Lo trataron de convencer y no cedía. Le gustaba ser peón y quería quedarse así.
En eso estaban cuando al peón se le ocurrió una brillante idea.
Habló con otro peón, intercambiaron lugares, así el otro peón se convirtió en dama y el peón original se quedó feliz y con su forma inalterada.
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