Categoría: pobreza

  • PorDiosero

    El policía se acerca con malas intenciones al pobre hombre.  Unos cuantos golpes y soltará un par de billetes. O al menos un par de moretones, piensa sonriendo con malicia.¡Por Dios! ¡Por Dios! murmura el pordiosero.  Y el policía pasa de largo, confundido, olvidando por un momento que él está del otro lado del largo…