Categoría: Había una vez
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Cuento con moderación
Había una vez unos enamorados tan moderados, mesurados, controlados, precavidos, ecuánimes, cautos, contenidos, reflexivos, templados, previsores, discretos, estructurados, sobrios, prudentes, equilibrados, reservados, organizados, frugales, en fin, tan sensatos, que se permitieron vivir felices para siempre solamente por un momento, aunque aún no deciden cuándo.
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Tardamos toda una eternidad
Tardamos toda una eternidad, pero finalmente logramos vivir felices para siempre. Fue complicado. Probamos besarnos para ver si despertábamos del sueño. También intentamos besar a un sapo, pero no tuvimos suerte: no quería volver a ser príncipe. Me disfracé de lobo, y ella de Caperucita. La abuelita nos venció a los dos. Le probé…
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Había una vez… Aplican restricciones
Vivieron felices para siempre, pero sólo de las 11 de la mañana a las 2 y media de la tarde.
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Había una vez dos niños y dos cuentos
Oye, ¿y en tu cuento terminaron viviendo felices para siempre? Sí. ¿Y en el tuyo? También. Pero en el mío vivieron felices para siempre por más tiempo.
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Había una vez de mentiras
Ella le dice «Te amo», pero miente. Él le dice que la ama, pero miente. Vivieron felices para siempre, pero el escritor miente.
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Había una vez un Apocalipsis de cuento
Al final, sobrevivieron felices para siempre.
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DesCuento
Fue descontando la historia desde el «Vivieron felices para siempre» hasta el «Había una vez». Al final se quedó mirando la hoja en blanco; tan llena de historias por escribir.
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No entiende como no vivieron felices para siempre
No entiende como no vivieron felices para siempre. Luchó contra el dragón, y lo venció. A continuación le dio el beso a la princesa, que de seguro fue de amor verdadero porque la despertó. ¿Qué hizo mal? ¿Qué le faltó? Lo que él no sabe es que ella fingía dormir; y que después simuló despertar…
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El personaje está preocupado
El personaje está preocupado. Está completamente solo en el cuento. No hay dragón, no hay villano. No hay princesa que salvar. Ni siquiera hay personajes secundarios. Así, ¿cómo va lograr vivir feliz para siempre? Entonces tiene una idea y mira en otra dirección. Ve al lector y sonríe. Ahora ya sabe que sí puede vivir…
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Saliéndose del papel
¿Le gustaré? ¿Le pareceré bonito? Se pregunta preocupado el príncipe. Mientras, la princesa lucha valientemente contra el escritor. Y el dragón escribe este cuento saliéndose del papel que tradicionalmente le imponen.