– Teseo, Teseo. ¿Dónde estás que no te veo?
– Julieta, Julieta. Aquí en la banqueta.
¡Caramba! ¡Y Romeo debe estar en el centro del laberinto! ¡Corre y salva a tu amado! Que yo le digo a Ariadna que jale el hilo para sacarme de esta otra romántica y enredada historia.
Laberinto enredado de amor
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