Después del Apocalipsis, los pocos sobrevivientes (millonarios que habían pagado una fortuna en refugios y equipos especiales) salieron de entre las ruinas y los cadáveres.
Entonces fue cuando inició la verdadera última guerra mundial ya que nadie quería barrer, ni limpiar, ni levantar los escombros, ni plantar, ni cosechar los alimentos; nadie quería cocinar, ni tampoco servir la mesa, ¡y menos por los míseros sueldos que ofrecían ellos mismos!
Después del Apocalipsis
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